¿Qué son las sulfonas?

Las sulfonas son un grupo de fármacos que pueden actuar como antibióticos y como antinflamatorios. La dapsona es la sulfona con la estructura química más sencilla y actúa inhibiendo la síntesis del folato, con lo que inhibe el crecimiento de los microorganismos. Sus efectos antinflamatorios se producen a través de diversos mecanismos que al fin interfieren en el acúmulo de dos tipos de células del sistema inmunitario: los neutrófilos y los eosinófilos.

¿Para qué se administra?

En Dermatología la dapsona se utiliza para el tratamiento de una gran variedad de procesos. Inicialmente se utilizó como antibiótico para el tratamiento de la lepra, el actinomicetoma y la leishmaniasis cutánea. Posteriormente se fue descubriendo su eficacia en una gran variedad de dermatosis inflamatorias, sobre todo en la dermatitis herpetiforme, pero también en casos de eritema elevatum diutinum, pustulosis subcórnea, acne fulminans, dermatitis IgA lineal, penfigoide ampolloso, penfigoide cicatricial, liquen plano erosivo, psoriasis pustulosa, pioderma gangrenoso, síndrome de Sweet, celulitis eosinofílica y granuloma anular. También se ha utilizado en el tratamiento de la policondritis recidivante y del pénfigo vulgar junto a corticoides y para las picaduras de la araña “café” o Loxoceles reclusa.

¿Cómo se administra?

La dapsona se administra por vía oral en comprimidos de 100 mg. En adultos la dosis diaria puede variar entre 50 y 300 mg. En niños la dosis recomendada es de 2 mg/kg/día o 4 mg/kg a la semana.

Efectos adversos

Los efectos secundarios de la dapsona dependen de la susceptibilidad individual y en general son poco frecuentes. Los más comunes son los trastornos sanguíneos como la methemoglobinemia, la hemólisis (rotura de los glóbulos rojos) y agranulocitosis (falta de células “de defensa”). Otros efectos adversos más raros son reacciones alérgicas acompañadas de erupción cutánea, neuropatía periférica, psicosis, hepatitis tóxica, toxicidad renal, molestias gastrointestinales leves, dolor de espalda y/o piernas, cansancio, fiebre, anorexia, náuseas, mareo, dolor de cabeza y palidez.

¿Qué precauciones hay que tener?

Antes de iniciar el tratamiento con dapsona es necesario practicar un análisis para la determinación de un recuento sanguíneo completo, las funciones del hígado y del riñón, y un análisis de orina. También es imprescindible determinar los niveles de un enzima, la glucosa-6-fosfato deshidrogenasa ya que a niveles bajos aumenta la toxicidad de la dapsona. Durante el tratamiento se deben repetir análisis de manera periódica, por ejemplo durante los tres primeros meses cada 2 semanas y posteriormente cada 3 meses.

También es necesario evitar la administración de dapsona junto a otras medicaciones que pueden tener efectos adversos sanguíneos. Aunque el nivel de evidencia científica es muy bajo, en ocasiones la dapsona se administra con vitaminas C y/o E para mejorar su tolerancia.
La dapsona no debe administrarse en casos de anemia ferropénica (por falta de hierro) o de amiloidosis renal avanzada. En casos de insuficiencia hepática o renal deberá reducirse la dosis.

La dapsona puede atravesar la placenta y llegar en escasas cantidades a la leche materna pero se considera que es un tratamiento seguro para la madre y el feto

¿Tiene interacciones?

La dapsona antagoniza con el PABA. Su toxicidad puede aumentar si se administra con cimetidina, probenecid y trimetoprim. Su acción disminuye al administrarse con rifampicina. Puede hacer que disminuya la acción de la clofazimina. Se recomienda no administrar la dapsona junto a isoniazida, sulfametacina y antiepilépticos.

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